Es posible ser freelance y formar parte de un equipo

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No sabía si publicar este post porque en Nubelo no nos gusta hablar de nosotros mismos. Pero hoy no escribo como Nubelo, lo hago como Julia Muñiz, periodista freelance y parte del equipo de contenidos y marketing de la empresa. No sabía si publicarlo, porque voy a hablar de mi propia experiencia en la plataforma, con la plataforma. Sí, ya lo sé, redundante, pero quiero dejar claro que este escrito es subjetivo, desde mi perspectiva como profesional freelance.

He empezado a escribir esta reflexión con la intención de ayudar a otros freelance a crecer en este modelo laboral y además para demostrar a las empresas que se puede crear un equipo a pesar de la distancia. Si estás en alguna de estas dos situaciones te recomiendo que sigas leyendo, si no es así en este blog encontrarás otros muchos artículos interesantes por los que bucear.

Si sigues aquí es que sientes curiosidad. Comencemos pues: hace cuatro meses mi perfil de Nubelo estaba desnudo, había cubierto mis habilidades, importado mi curriculum y buceado un poco por las ofertas que me podían interesar. Como digo, ninguna estrellita adornaba el firmamento de página personal, por ese motivo, me sorprendió gratamente recibir una invitación a un proyecto: Diseño de envíos diarios de Mailchimp. Me dispuse a leer la descripción y decidí que definitivamente podía hacerlo (tenía experiencia con la herramienta y lo de redactar no se me da del todo mal). Así que postulé y el cliente mostró interés, a estas alturas supongo que ya habrás deducido que ese cliente era Nubelo (por el hecho de que estoy aquí, escribiendo estas líneas para ti).

Al principio, comencé trabajando 5 horas a la semana, mi misión era seleccionar los proyectos más interesantes y crear un email diario (Sí, soy la pesada que os llena el correo de ofertas freelance, pero mi intención es que encontréis trabajo ;) lo prometo). A pesar de dedicar tan poco tiempo diario a esta compañía, tuve la suerte de conocer a dos fantásticos profesionales: Eli Dominguez, que me cogió de la mano hasta que se dio cuenta de que podía caminar sola, y Ferran Calatayud que hizo que disfrutara con cada tarea encomendada y sintiera orgullo de mi propio trabajo.

¿Qué por qué os cuento esto? La hipótesis que quiero demostrar en este post es que se puede ser freelance y formar parte de un equipo de trabajo. Como decía, empecé con una hora diaria de dedicación. Poco a poco, mis responsabilidades se incrementaron gracias a la confianza que en mi habían depositado. Escribí un par de artículos para el blog y cuando me quise dar cuenta estaba escribiendo a diario y gestionando los contenidos de colaboración. Todo esto, trabajando codo con codo con un equipo que se encontraba a más de 1.000 kilómetros de distancia. Creo que hemos hecho un gran trabajo, aunque no me corresponde a mi juzgarlo, ese es vuestro cometido.

Esta semana, después de tres meses explotando al máximo el modelo de trabajo 3.0, tuve la oportunidad de conocer en persona al equipo Nubelo. Por supuesto, fue un gran paso, pero sentada en la mesa de trabajo, compartiendo una tormenta de ideas con Eli y María ( fantástica ejecutiva de cuentas de la empresa) me invadió una sensación de déjà vu. Ya había estado sentada en aquella mesa y ya había compartido ideas con ese equipo, solo que lo había hecho desde  mi escritorio, frente a mi ordenador, a más de 1.000 kilómetros de distancia.

 

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